miércoles, 7 de enero de 2015

El cuaderno verde del Che (2007)



Cuando en octubre de 1967 el Che Guevara fue detenido en Bolivia, oficiales militares de ese país y agentes de la CIA decomisaron su mochila En ella encontraron su diario de campaña, rollos fotográficos, un radio portátil, un par de agendas y un cuaderno de pastas verdes El ejército boliviano guardó este último en una caja fuerte Parecía estar destinado al olvido Sin embargo, en agosto de 2002 Paco Ignacio Taibo II, escritor mexicano y uno de los biógrafos del Che, obtuvo una copia Se trataba de 150 páginas con poemas de los autores favoritos del mítico comandante: Pablo Neruda, León Felipe, Nicolás Guillén y César Vallejo Una mañana de agosto de 2002, J A (Jesús Anaya), viejo amigo del autor, compañero fuera de toda sospecha, me puso sobre la mesa un paquete de fotocopias: –¿Qué es esto? ¿De quién es? ¿Puedes autentificar la letra? Ojeé las páginas Me recorrió un escalofrío Parecía un texto escrito por la mano del Che ¿Era? ¿De dónde lo había sacado? Le pedi un par de días Me llevé a mi casa las fotocopias Comparé la letra con diversos documentos que tenía escritos de mano del Che: fragmentos de los diarios de Bolivia, copias de cartas de los primeros años sesenta, un facsímil de la carta de despedida a Fidel, sus correcciones al diario del Congo Era evidentemente la letra del Che Revisé lentamente las ciento cincuenta páginas, no lo niego, con cierta reverencia A pesar de haber vivido tantos años cerca de él, el Che no dejaba de intimidarme y sorprenderme Se trataba de una colección de poemas, muchos de ellos con título o con la referencia numérica de una serie, ausentes de datos sobre el autor, excepto uno, “L Felipe”, que sin duda correspondía al poeta español exiliado en México al final de su vida, León Felipe Muchos de ellos reconocibles ¿Por qué el Che se había tomado la molestia de copiarlos o recordarlos? ¿Por qué había omitido a los autores? ¿Por qué copiar poemas en un cuaderno? Sin duda se trataba del cuaderno verde desaparecido en Bolivia ¿Cómo había llegado hasta aquí? 



Mi poema favorito fue
 «No sé por qué piensas tú», 
del escritor Nicolás Guillén

No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
adónde vamos yo y tú...
¡No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!



 

Yobailopogo!
 -¿Por qué copiar poemas en un cuaderno?-

5 comentarios:

Vale dijo...

Por el efecto que causan los poemas al leerlos, te llenan de esperanza.
Seguramente aveces querría tirar la toalla y se ponía a leer.

CarlosMxAx dijo...

un combatiente
que jamás perdió la sensibilidad y humildad

saludos camarada!!!

Anónimo dijo...

La poesia es simplemente una caricia que sana cualquier herida y da serenidad al alma.
Saludos :)

El Sinonimo dijo...

¡Hasta Siempre Comandante!

S. dijo...

Yo tengo un cuaderno/blog donde escribo poemas todo el tiempo. Quizás porque leer poesía es una de las maravillas de estar vivo.
Te dejo un poema random de ese espacio:

Tarde supe por qué
los poetas no tienen
manos
sino uñas,
no tienen ojos,
sino uñas,
no tienen palabras
sino uñas
que escarban bajo las vallas
para que otros pasen
al otro lado de la miseria.

[Víktor Gómez]