Crónicas del "Jarcor" taco
Ir al “jarcor” taco siempre te deja algo, además de un estómago feliz y contento por el atascón que te acabas de dar. Normalmente, son unas chelas con la banda merciless. Sin embargo, hoy me dejó dos anécdotas muy chistosas.
La primera pasó instantes después de que me sirvieron el manjar. Otro comensal que acaba de pedir su segundo taco –por tanto imagínense la constitución física del personaje–, recibió una llamada a su celular y como estaba a un lado mío no pude evitar escuchar la conversación. Parecía que nuestro sujeto tenía que estar en “algún” lugar y la hora de su cita se acercaba, de manera que todo indicaba que su interlocutor(a) le preguntaba dónde estaba y el buen hombre respondió, ya con su segundo taco en mano (parafraseo): “Ya estoy llegando a Centro Médico, ya voy, ya casi llego”.
Cabe aclarar que el puesto de tacos está a tres cuadras y media de la estación del metro más cercana, y de ésta, Centro Médico se encuentra a 4 estaciones. El hombre estaba a punto de todo menos de llegar a su cita.
Nada más no me cagué de risa en su cara porque el taco estaba muy sabroso y por respeto.
Imagínense el poder del “jarcor” que hace llegar tarde a la gente a sus compromisos.
El segundo momento interesante ocurrió momentos después, cuando un joven llegó a entregarle al dueño del changarro, lo que yo me imagino que era, su dotación de películas pornográficas. Eran como 10 películas todas en sus sobrecitos de celofán tan característicos de la piratería. Todavía el dueño se puso a ver que le habían entregado, en lo que salían las papas fritas. Finalmente, cuando le dio el visto bueno a la mercancía, le pagó su dealer con, nada más y nada menos, que un “jarcor” taco.
De manera que el platillo también es considerado como moneda de cambio en transacciones comerciales.
Larga vida al “jarcor”
La primera pasó instantes después de que me sirvieron el manjar. Otro comensal que acaba de pedir su segundo taco –por tanto imagínense la constitución física del personaje–, recibió una llamada a su celular y como estaba a un lado mío no pude evitar escuchar la conversación. Parecía que nuestro sujeto tenía que estar en “algún” lugar y la hora de su cita se acercaba, de manera que todo indicaba que su interlocutor(a) le preguntaba dónde estaba y el buen hombre respondió, ya con su segundo taco en mano (parafraseo): “Ya estoy llegando a Centro Médico, ya voy, ya casi llego”.
Cabe aclarar que el puesto de tacos está a tres cuadras y media de la estación del metro más cercana, y de ésta, Centro Médico se encuentra a 4 estaciones. El hombre estaba a punto de todo menos de llegar a su cita.
Nada más no me cagué de risa en su cara porque el taco estaba muy sabroso y por respeto.
Imagínense el poder del “jarcor” que hace llegar tarde a la gente a sus compromisos.
El segundo momento interesante ocurrió momentos después, cuando un joven llegó a entregarle al dueño del changarro, lo que yo me imagino que era, su dotación de películas pornográficas. Eran como 10 películas todas en sus sobrecitos de celofán tan característicos de la piratería. Todavía el dueño se puso a ver que le habían entregado, en lo que salían las papas fritas. Finalmente, cuando le dio el visto bueno a la mercancía, le pagó su dealer con, nada más y nada menos, que un “jarcor” taco.
De manera que el platillo también es considerado como moneda de cambio en transacciones comerciales.
Larga vida al “jarcor”
1 comentario:
A mi me ah tocado que siempre que voy el taquero americanista siempre chinga a "alguien" y a los policias los trae cortos
ademas de ser un experto en piropos para las feas, a las chidas ni las pela
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